México. De la Sima a la Cima.

México durante la conformación del súper-continente Pangea fue el centro de atracción-concentración de la tierra emergida y después el epicentro donde se originaron-separaron los actuales seis continentes, permite inferir su posición, situación y status privilegiado. Esta trascendente distinción, lo convierte como el país de máxima relevancia en el ámbito mundial.

Cualquier condición favorable o circunstancia desfavorable, sin importar cultura, civilización, etnia, religión y régimen político, beneficia o afecta a la comunidad internacional. De ninguna manera son deducciones subjetivas y/o vaticinios quiméricos. El surgimiento y separación de la superficie terrestre en lo que hoy ocupa el país conocido como México -fenómeno iniciado hace trescientos millones de años- hace que toda alteración natural, contingencia político-social o desequilibrio económico repercuta por doquier. Tampoco esto significa primacía o protagonismo. En el Universo, la Naturaleza y en la vida misma existe plena interdependencia, similitud y relación.

Imaginar que

En la actualidad, la peligrosa convulsión e infinidad de intereses ajenos al progreso nacional, tienen a México en una inestable disyuntiva, que bien podría definirse de la sima-desintegración a la cima-unificación. Entre las calamidades de mayores consecuencias destacan el tráfico, control, producción y consumo de estupefacientes, además de la insurgencia, inseguridad, violencia y delincuencia, ilícitos diseminados y arraigados en codiciadas regiones. Estas graves violaciones se complican por la insuficiencia de oportunidades de empleo, desarrollo y la idolatría-ansiedad que involucra el poder económico.

Sin duda, la veneración y sumisión por el dinero en sus múltiples presentaciones y equivalencias, aunado al dominio económico-financiero que asocia su acumulación y disposición, se torna en un poderoso medio e instrumento sumamente distorsionante y conflictivo, el cual corrompe, agrede y nulifica los altos valores y fundamentos éticos-cívicos. Su expresión máxima se evidencia en el narcotráfico por los ingentes recursos monetarios que recibe, controla y administra. Al traducirse en una letal arma de soborno, intimidación, humillación, adquisición de vidas y destinos, se infiltra casi en todos los sectores de gobierno, privado y social.

Esta diversificada y penetrante descomposición se expande como un lento y destructivo maremoto, con ascensos, descensos y retrocesos según la reacción y rectificación de la Autoridad Pública y los Cuerpos de Seguridad. Frente a tan desolador panorama, los dirigentes oficiales y de las organizaciones ilegales tienen algo en común: Son mexicanos; viven en la misma Patria y trabajan -según sus principios y reglamentos- para el país o delinquen para sus organizaciones. Los métodos y procedimientos que emplean son muy disímiles: Se cumplen leyes, normas y reglamentos constitucionales o bien, se omiten garantías-derechos ciudadanos e infringen los conceptos, fundamentos y ordenamientos de Estado. En esta incompatibilidad-pugna de actividades y según los resultados beligerantes la sociedad queda inerme y expectante.

Inmersos en esta guerra interna, el Gobierno con sus instituciones civiles-militares y los grupos armados -ilegales y subversivos- que lideran furtivos personajes de férreo control y poder económico -también entre ellos compiten por la supremacía y el lucrativo negocio de los narcóticos- las confrontaciones con su inherentes víctimas se multiplican.

Conforme se desarrolla este enfrentamiento fratricida, las elevadas pérdidas humanas y los costos políticos, económicos y sociales se acumulan, lo cual se agrava por la ausencia de acciones, estrategias y planes de amplia visión y largo alcance, que ante todo otorguen preeminencia a las actividades productivas, a los trabajos útiles-constructivos y a las funciones de cooperación y fomento. Sin un reconocimiento de mea-culpa de ambos combatientes, una verdadera paz y duradera reconciliación se aleja cada vez más.

Así, con señalar y responsabilizar a otros pueblos y naciones de los severos daños provocados por los estupefacientes, aunado a aplicar los valiosos recursos naturales -como el petróleo- para dar vida artificial al aparatoso conglomerado burocrático-administrativo y subsidiar las crecientes necesidades para subsistir: importación de alimentos, petrolíferos, productos industriales, que al conjuntarse a planes emergentes, negocio de la tragedia humana, onerosas jubilaciones-pensiones…, desplazan e inclusive eliminan acciones, programas y proyectos bien conceptuados-planificados que con urgencia requiere México para salir del subdesarrollo.

Significa, al predominar el presupuesto oficial en cuestiones como seguridad, emergencias, reconstrucciones, economía especulativa, procesos políticos y dadivas sociales, en lugar de canalizar la inversión pública-privada a importantes y necesarios proyecto de infraestructura básica (agua, energía, vías de comunicación, distritos agropecuarios, acuícolas y piscícolas), construir modernos desarrollos urbanos, industriales, comerciales, educativos, de salud para generar y ofrecer infinidad de empleos remunerativos a las nuevas generaciones; la política oficial, además de agudizar la corrupción y desperdiciar en labores intrascendentes los altos ingresos petroleros, afronta sin una adecuada estrategia la convulsión e inestabilidad provocada por los desafiantes grupos sediciosos.

Para emerger de tan denigrante situación, los Poderes de la Unión deben decidir si México continua en la sima de lo pernicioso, el desfalco al erario y del patrimonio nacional; o bien, conforme a una renovada mentalidad, visión y anhelos de progreso, emite y revisa las leyes para reubicar al país en su preponderante sitio dispuesto desde remotos tiempos por la evolución-transformación terrestre.

De acuerdo a un auténtico y bien determinado Proyecto de País, cimentado en una ideología de identidad propia que fortalezca el legado cultural y proyecte una civilización espacial, aunado a aprovechar de forma ética, racional, eficiente y responsable los recursos e insumos naturales se instaurará la nueva era de desarrollo, prosperidad y convivencia que conducirá a México hacia la cima universal.

Ing. Manuel Frías Alcaraz
Autor del Proyecto de País México Tercer Milenio
www.mexicotm.com
manuel.frias@mexicotm.com

México, D.F. Febrero de 2012


Acerca de este Artículo