México… Siempre en Elecciones.

Desde que México obtuvo su independencia, comenzaron las dañinas y prolongadas pugnas de poder, inestabilidades políticas, ambiciones de grupos antagónicos y organizaciones protagónicas, las cuales continúan casi invariables. Significa, los conflictos entre partidarios de las logias francmasónicas liberal-comunista y conservadora-imperialista trastocaron y tergiversaron los altos valores y fundamentos del naciente país; a grado tal, que al desplazarse los intereses patrios y los conceptos de identidad y nacionalismo, las pérdidas territoriales (tres millones de kilómetros cuadrados) y la convulsión política-social fueron sus legados.

Implica, las alternancias en el Poder Ejecutivo; concentración de periodos presidenciales en un solo dirigente; reacomodo de las fuerzas cívicas-militares dentro de aspectos democráticos; reclamos revolucionarios para arribar al poder; conformación de la Constitución Federal; control del Gobierno por el sector militar, asunción a la Presidencia de la República de la sociedad civil, son históricas lecciones y transformaciones que hoy deberían traducirse en una nación dinámica y ejemplar, altamente desarrollada, equitativa y con plena seguridad en su futuro.

Sólo que los objetivos y horizontes de progreso, al ser relegados, menospreciados y reemplazados por intereses de instituciones oficiales, partidos, organizaciones y grupos políticos, el propósito principal no necesariamente es el avance, la prosperidad, la justa distribución de la riqueza y del patrimonio nacional. Al aplicarse parte importante de los recursos humanos, naturales, económicos y sociales para subsidiar recurrentes campañas electorales, varias partidas presupuestales -al quedar sujetas a conceptos poco convenientes- se subutilizan.

Con el argumento de una indispensable participación ciudadana, a través de onerosa propaganda relacionada con el sufragio popular, se pretende justificar ante la opinión y sociedad mexicana, que al emitir su voto (real, inducido, alterado, ignorado, nulo) México elige a los directivos idóneos y dirigentes identificados con sus aspiraciones de progreso. Desde el Presidente, los Senadores y Diputados federales y estatales, hasta el Jefe de Gobierno, Asambleístas, Gobernadores, Alcaldes y Consejeros municipales, aunado a la diversidad de distritos y división política, el país siempre se encuentra en costosas e inacabables elecciones. Esta inefable situación, hace que el sufragio razonado, parcial o incitado, tal vez sea el más costoso en el ámbito mundial.

Dentro de este contexto de sujeción-invitación oficial, los medios de comunicación y las tendenciosas empresas de encuestas de opinión, contribuyen -en ocasiones de manera decisiva- a seleccionar y definir a los gobernantes y dirigentes de México, sin importar si reúnen las condiciones y características políticas y cuentan con la visión, los conocimientos, planes, programas y proyectos acordes a los requerimientos de la República. Así, las gravosas elecciones se encarecen aún más por el lucrativo negocio que simbolizan los nombramientos de los múltiples funcionarios, legisladores y ministros para renovar cotidianamente los Poderes de la Unión… Desde luego este dispendio y proceso electoral, lo paga y subsidia el erario, los impuestos y las riquezas de la nación.

En consecuencia, la selección de candidatos a puestos de elección popular, tanto en la Administración Sexenal regida por el Presidente de la República, los Gobernadores de los 31 Estados y el Distrito Federal, los más de 2400 Presidentes Municipales con periodos de tres años -todos integrantes del Poder Ejecutivo- como los Diputados Federales y Estatales con lapso trienal, además de los Senadores, que juntos conforman el Poder Legislativo (los funcionarios del Poder Judicial: Ministros de la Suprema Corte, Magistrados, Jueces… se designan con sus propias normas) se traduce en una agobiante, excesiva y creciente carga financiera.

Es decir, en lugar de destinar el producto interno bruto, los ingresos por las actividades económicas y el intercambio de valiosos recursos naturales -como el petróleo- por divisas de papel en funciones útiles y actividades productivas, un alto porcentaje se canaliza al costoso-ostentoso aparato burocrático-administrativo, el cual se pretende justificar y avalar mediante reiterativos anuncios y promociones de las campañas y elecciones políticas. Esta forma de Gobierno y uso inadecuado de la hacienda pública, se convierte en serias deficiencias de servicios (agua, energía, infraestructura), producción de alimentos, falta de empleos remunerativos…; lo que además de fomentar desigualdad social, pobreza, marginación, desnutrición, enfermedades, propicia encono, violencia, insurgencia, narcotráfico, inseguridad; que de persistir, puede derivar en una nueva secesión territorial.

Con las innumerables elecciones y sus instituciones federales y estatales asociadas, el país seguirá inmerso en el lacerante subdesarrollo. Las experiencias y los errores del siglo XIX se desaprovechan y/o se desconocen. Ya no es cuestión de preferencias y actitudes de supremacía personal o de partidos. Los conflictos entre las logias de izquierda-revolucionaria y derecha-capitalista con sus variantes de centro, deben desterrarse hasta eliminarse. México no es una simple nación de referencia mundial. En el pasado fue el epicentro del súper-continente Pangea y hoy simboliza el centro de gravedad del planeta. Con una ideología de identidad propia que revalore nuestra idiosincrasia, patriotismo y corrija el rumbo, sin duda empezará una urgente y profunda reestructuración.

Su consecución exige una viable, correcta y expedita reforma constitucional. Los Poderes de la Unión no deben obstaculizar las acciones y los cambios requeridos para construir un México moderno y bien planificado. Al quedar los regímenes federales, estatales y municipales supeditados y coordinados a un auténtico Proyecto de País, los intereses de grupos oficiales, privados, sociales, académicos, de partidos políticos se minimizarán.

Imaginar que

En esta renovada perspectiva y vida política, las elecciones únicamente serán reguladas por la Autoridad Pública pero de ninguna manera financiadas con recursos de la nación. De materializarse este anhelo, los nuevos Gobiernos emanarán de una ciudadanía mejor preparada, consciente, orgullosa, con la mente y el corazón puestos en México.

Manuel Frías Alcaraz
Autor del Proyecto de País México Tercer Milenio
www.mexicotm.com
manuel.frias@mexicotm.com

México, D.F. Febrero de 2012

¿Se Sufragó Por Desarrollo o Subdesarrollo?

Manuel Frías Alcaraz *

México en remotas épocas geológicas fue el epicentro del súper-continente Pangea y después evolucionó como el centro de gravedad-equilibrio mundial. Tan sui generis herencia universal-terrestre compromete a los mexicanos de ahora y siempre a fortalecer-edificar una nación nueva, moderna, equitativa, con futuro y bien planificada. Su consecución exige trascender de ancestrales y repetitivos conflictos internos, superar injerencias, imposiciones y ambiciones externas, liberarse de partidos y grupos políticos-económicos-protagónicos que anhelan su propio beneficio. Estas contrariedades detienen el progreso o complican el subdesarrollo según la participación ciudadana:

1. Aplicación de recursos humanos, naturales y financieros en actividades poco productivas e inconvenientes: frecuentes, prolongadas y onerosas campañas y elecciones políticas presididas por funcionarios, líderes y organizaciones que tratan de imitar, adecuar e instituir teorías y preceptos concebidos para pueblos y naciones disímiles a México; excesivo gasto en funciones sociales, burocráticas, especulativas, propagandistas, políticas y de seguridad, desplazándose trabajos constructivos y útiles; sobrevivir mediante planes de emergencia, los cuales además de dispendiosos e incompletos no resuelven deficiencias, necesidades ni carencias, sólo las aplazan, empeoran y acrecientan.

2. Dirigentes y autoridades con mentalidad y visión muy inferior a la grandeza de México, que insisten en conceptos, teorías y lineamientos extemporáneo, ilusorios e incompatibles a la idiosincrasia, requerimientos y realidad nacional. La prosperidad, la distribución equilibrada del patrimonio-riqueza y el empleo competitivo-remunerativo opuesto al gasto administrativo, social, político, financiero, no se consigue con acciones de compasiones ni apoyos-drávidas monetarias, planteamientos quiméricos, bitácora de compromisos y promesas.

3. Ciudadanos que creen en discursos subjetivos y otorgaron su sufragio a candidatos o partidos que casi siempre ofrecen las mismas utopías y eventualmente cumplen. Si se reflexionara en los antecedentes, las actitudes y lo expresado por los diferentes actores de gobierno y políticos, la sociedad tal vez seleccionaría mejor su porvenir, pero al enterarse relativamente poco del acontecer nacional, la elección se sustentó en la asfixiante propaganda de los sistemas de comunicación oficiales-privados y en tendenciosas-incisivas encuestas… En una sociedad desinteresada por la lectura, los programas televisivos, radiofónicos, internet, medios impresos indican y condicionan el rumbo a seguir, afianzándose un estado de indefinición al confinar el progreso y los intereses de la República a grupos de poder.

4. Sustentar y convalidar el hecho de que la democracia es la forma y justificación para tener gobiernos que velen por los intereses del país. Ignorar las raíces, virtudes y relaciones históricas de los mexicanos para inculcar el método fundamentalista de que el poder reside en el pueblo, lo único obtenido es una malversación del erario para financiar partidos e instituciones políticas que aprovechan la credulidad y paciencia del pueblo para disponer esas organizaciones como propiedad privada y colocar en puestos de elección popular y en la Administración Pública a familiares, incondicionales y amigos sin importar, si cuentan con la preparación y las facultades para ejecutar las funciones asignadas. Además el voto emitido, anulado o renunciado es el más costoso del mundo en una nación con severas insuficiencias y contrastes sociales.

5. Conflictos de poder permanentes entre partidos y organizaciones registradas-subsidiadas y no-registradas. Los representantes populares, que en su mayoría tienen superficiales conocimientos de los temas legislativos, emplean el tiempo y los recursos en discutir, estudiar, reformar, cambiar, alterar, adecuar, detener, anular, archivar y tergiversar las iniciativas de ley y reglamentos. Significa, la vida nacional queda supeditada a la manera de interpretar de la infinidad de funcionarios, diputados, senadores, asambleístas, soslayándose el requisito si cuentan con la experiencia y preparación idónea. Después de ser publicadas esas leyes, en ocasiones se vuelven a reajustar y el Poder Judicial debe intervenir para dictaminar sobre esos desatinos.

6. Protagonismo de instituciones sean públicas, privadas, académicas o sociales que reiteran los problemas nacionales sin especificar -con algunas excepciones- las soluciones correctas. Esta incesante situación origina propuestas incompletas y parciales a los fines de quienes las presentan, lo cual enrarece y confunde los objetivos y aspiraciones con respecto a un urgente-auténtico Proyecto de País de amplia visión y largo alcance. El resultado: Cada organización política, empresarial, intelectual y social tienen su perspectiva de país, sin convalidar si su compilación o reproducción de las fuentes originales se efectuó bien. En este impasse, las grandes ciudades se encuentran en riesgo latente de ruina por inviables políticas de crecimiento.

7. Insistir en teorías económicas, sean socialistas o capitalistas, que favorecen la exportación de productos no industrializados -petróleo, agrícolas, minerales- para intercambiarlos por divisas de papel y/o dinero virtual, en lugar de procesar en la nación los recursos naturales para darles el mayor valor agregado y generar trabajo, prosperidad, bienestar e impuestos. En contradicción, aumentan las importaciones -combustibles, alimentos, bienes de capital y de consumo- para corregir los desequilibrios asociados a una balanza comercial donde México compra productos procesados a muy alto precio y mal-vende recursos de alto valor energético, estratégico y económico.

De ahí que ante el triángulo que abruma a la nación: corrupción, impunidad e ineptitud, aunado al desperdicio oficial en actividades intrascendentes; el sub-iúdice, sine die y dirigido proceso político-electoral; el excesivo, intrincado y costoso aparato burocrático-administrativo; concentración del 10% del PBI (más de 112 Giga-dólares) en once mexicanos súper-ricos en una nación de 110 millones de habitantes; la falta de imaginación e interés para instaurar-activar un necesario Proyecto de País, inseguridad, insurgencia, narcotráfico, violencia, desempleo y riesgo de secesión territorial, calamidades que tienen anclado a México en la vacuidad y el atraso… Los Mexicanos Eligieron Desarrollo o Subdesarrollo.

* Autor del Proyecto de País México Tercer Milenio (www.mexicotm.com)
México, D.F. Julio de 2012


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