México. Epicentro y Equilibrio Mundial

Universo. Origen-Omnisciencia

Desde lo más profundo del Universo se ejerce una intensa atracción y fuerza de gravedad que actúa como un completo y envolvente control sobre todo lo visible e invisible. Esta poderosa y enigmática súper concentración de energía fría y oscura, regula, equilibra y define el surgimiento, la configuración, reciclamiento y posición de cualquier astro, objeto -cúmulos de galaxias, constelaciones, sistemas solares- y seres vivientes Al ser la esencia y la clave de la evolución espacial y terrestre, adquiere la supremacía energética-materia del contenido astronómico.

Imaginar tan sui generis y espectacular fenómeno astronómico-energético que a pesar de su omnipresencia, omnímodo poder y ejercer un absoluto control es intangible, pues únicamente sus efectos se manifiestan y presienten por todo el espacio conocido, deducido y desconocido, lo convierten como el máximo centro de concentración y atracción gravitacional. De ser así, todo astro brillante u opaco; materia en evolución e involución; fuente energética fría o candente; recurso natural en proceso e inerte; formas de vida y reciclamiento, tienen como origen el mismo núcleo universal; que conforme avanzan los cambios y transformaciones de cada objeto, astro y ser viviente, adquieren su propia conformación energética-material y características físico-químicas

En tan espectacular prodigio y proceso astronómico-natural, cada cuerpo espacial, sin importar su surgimiento, dimensiones, ubicación, distancia, estructura, contenido, integración, posición, con o sin elementos de vida -agua, atmosfera benigna, intervalos idóneos de temperatura y presión-, así como cualquier existencia o forma inanimada de seres visibles-materiales e invisibles-energéticos, tienen su propio centro de gravedad. Esto es posible afirmar, debido a que en el Universo y la Naturaleza todo queda relacionado e interdependiente como consecuencia de un solo principio rector e integral.

Desde luego, este proceso astronómico-natural adquiere especial significado en planetas similares o iguales a la Tierra, ante la existencia y evolución de distintas maneras y condiciones de vida. Al comprender en su esencia las funciones integrales, gobernantes y envolventes del núcleo cósmico que rige, define y transforma toda presencia energética-material, permitirá alcanzar y superar desafíos allende del sistema solar para conquistar y colonizar otros mundos que aguardan el arribo del Homo Sapiens.

La consecución de estos principios y la culminación de anhelos ahora inalcanzables, se convertirán en la mayor hazaña jamás proyectada, lo cual evidenciaría hipótesis y transformaría dogmas incompatibles a la grandeza humana. De entenderse a fondo el porqué de la estancia del Hombre en la Tierra se iniciaría una era de impresionantes avances científicos-tecnológicos que lo transportarían a otras dimensiones y destinos.

Ante esta perspectiva, resulta fundamental reflexionar en el alto poder energético que significa el centro de atracción espacial y cómo se desempeña y funciona en cualquier objeto, astro brillante u opaco. Esta visión-deducción es una cuestión preeminente para imaginar y analizar la forma en que actúan las energías universales, desde los cúmulos de inconmensurables galaxias hasta partículas, células o fotones microscópicos e invisibles.

De tal manera que al el origen del Universo a partir de lo más profundo, frío y oscuro del Vasto Vacío Vital-CrioEnergía, representado por el núcleo cósmico que ejerce un poderoso control energético y una infinita fuerza integral, permite imaginar e inferir la interrelación e interdependencia de cualquier forma, contenido y estructura espacial y terrestre. Es decir, la omnisciencia universal como un todo y centro único de poder eterno.

De ser así, cualquier manifestación, modo o expresión de vida conocida-desconocida, visible-invisible, tiene como principio, final y/o reciclamiento el supremo, poderoso, envolvente, masivo e integral centro energético universal gravitacional. Ponderar su infinita y dispersa influencia por todo el espacio, permitirá acceder a otros niveles y formas avanzados de coexistencia, con lo cual el Homo Sapiens adquirirá los conocimientos superiores para conquistar, colonizar y habitar el cosmos como Homo Universus.

Entonces el reto consiste en imaginar, conocer, analizar y estudiar la esencia y conjunción-coordinación de las energías fría-oscura y brillante-candente que definen la evolución, transformación y perfeccionamiento de cuerpos y objetos espaciales. De su correcta comprensión se podrá visualizar e interiorizar en sus significados:

a) Por su magnitud, omnipresencia y omnímodo control, el centro de gravedad y regulación del Universo, desde sus orígenes inmemoriales hasta futuras épocas indefinidas, fue y será el concepto central de la creación, desarrollo y evolución de cualquier astro, objeto, partícula, elemento, sustancia, desde la más simple y sencilla composición atómica-fotónica hasta la más elaborada y compleja estructura energética-material y/o forma de vida.

b) Por sus características y alcances energéticos, físicos y químicos, el núcleo cósmico ejerce un perfecto equilibrio sobre cualquier astro, sistema solar, constelaciones, galaxias y cúmulos galácticos. Como una poderosa fuerza energética-gravitacional, genera un perfecto estado e ilimitado balance espacial. Este mismo fenómeno prevalece en cualquier objeto, ser viviente e inerte, conforme al axioma de reciprocidad, interdependencia e interrelación universal-terrestre.

c) De tal manera que en el inconmensurable, profundo y enigmático espacio, absolutamente todo queda coordinado y controlado por la poderosa energía emanada y circundante del esférico y concéntrico epicentro núcleo astronómico. Según esta máxima, cualquier contenido universal, desde un átomo hasta una gigantesca galaxia, tienen el mismo principio y composición energética-material; por consiguiente, son iguales, semejantes y comparten estructuras de origen.

d) Implica, sin importar la apariencia externa de objetos, cuerpos, astros con figura y contenido esférico, así como seres terrestres o marinos de diversificada proporción, en su interior contienen su propio universo con su correspondiente centro energético o núcleo de gravedad. La consistencia y conformación externa e interna varía de acuerdo al contenido y proporción de la energía y la materia; que en el concepto del Homo Sapiens se traduce como la conjunción, integración y manifestación espacial más perfecta.

e) Así, la esencia-surgimiento de astros, constelaciones, galaxias, elementos, sustancias, minerales y formas de vida fue a partir de lo más profundo del Universo, donde el gigantesco, denso, impenetrable y concentrado núcleo de energía oscura y súper-fría controla el contenido cósmico. De acuerdo a este planteamiento alterno, la teoría del Big Bang queda en entredicho (el firmamento no surgió de una gran explosión; su creación sucedió a partir de nebulosas de hidrógeno; el elemento original más sencillo y abundante del espacio) al representar el núcleo de gravedad criogénico, el fundamento básico y central de la configuración y distribución de todo lo energético y lo material.

f) Por lo que el vasto e inmenso Universo fue producto del súper núcleo-centro de la CrioEnergía, que fue diseminándose y materializándose conforme los elementos básicos Hidrógeno y Oxígeno se combinaban y transformaban en otros múltiples elementos y sustancias orgánicas e inorgánicas; proceso supeditado y controlado por variables presiones y temperaturas durante prolongadas e inimaginables épocas espaciales.

g) Significa, al existir una bien establecida interrelación entre lo universal y lo natural, el procedimiento que formó el núcleo de control astronómico de todo lo visible e invisible, equivale a la correcta combinación de aire-agua-tierra para la germinación de las semillas; o bien, a la unión-conjunción de los microscópicos genes de los animales para crear-producir nuevos y cada vez mejores seres vivientes.

h) Así como ocurre el milagro-desarrollo de la vida humana al fertilizar el semen masculino a los óvulos femeninos para procrear mejores Homo Sapiens, de alta evolución y perfección, el mismo proceso sucede con cualquier ser vivo (vegetal o animal) y en el firmamento con nuevos sistemas estelares. Desde luego, de acuerdo al principio de la creación universal y los continuos ciclos cerrados energéticos-materiales, todo tiende a reciclarse y evolucionar en lapsos, épocas, lugares y momentos disímiles.

i) Según la estructura de cada astro o ser viviente, el período de reciclamiento-renacimiento es variable, al quedar en función de sus condiciones intrínsecas y su estructura energética-material. Así, el Hombre tiene un desarrollo promedio de existencia de menos de un siglo -según su propia cronología- y los astros brillantes-opacos, constelaciones, galaxias… para fines prácticos es ilimitada; pues el concepto tiempo, como lo visualiza-evalúa el Hombre en el Universo y la Naturaleza no existe ni es referencia.

j) De ahí que el génesis, la expansión, el reciclamiento y resurgimiento de todo el contenido espacial, obedece al supremo control energético ejercido por el núcleo-centro universal. De visualizarse, evaluarse y aceptarse tan magnánima y preponderante máxima del nacimiento y desarrollo del Universo, el volumen de la energía súper-fría y su posterior materialización en astros, objetos y partículas cósmicas siempre es la misma cantidad, tan sólo cambia, evoluciona y se convierte en otros estados y formas energéticos-materiales… No se agrega ni se pierde un solo fotón, gota de agua, elemento o sustancia.

Por lo anterior, dentro del ilimitado contexto astronómico, cada sistema estelar, constelación y galaxia, tienen planetas y satélites sólidos-rocosos los cuales -tal vez- alberguen alguna forma de vida; no necesariamente como la terrestre. Así como el Universo es interminable; las alternativas de vida también podrían ser innumerables.

Los astros de consistencia opaca-rocosa y habitables, con condiciones propicias para el progreso de vida conocida y desconocida, son el objetivo y la meta de la humanidad cuando logre desplazarse y viajar a la velocidad de la luz; pues debido a las distancias inconmensurables (años-luz) entre astros y objetos espaciales se requeriría demasiado tiempo para arribar a un planeta adecuado. Por lo que conocer y visitar un astro alterno ideal para el Hombre simboliza un desafío y viaje al infinito.

Sin afán de disuadir los esfuerzos de la humanidad para colonizar otros cuerpos celestes e impulsar innovadoras y avanzadas teorías-planteamientos científicos, tecnológicos, conceptos, planes, programas, diseños, materiales, recursos, fuentes energéticas inusuales, confiables métodos de navegación con seguros instrumentos de orientación astronómica, que de acuerdo a las características espaciales para establecer un destino previsible y asequible, el cual permita trascender y garantizar su posteridad, facilitarán las acciones y metas que la humanidad se fije, acuerde o se tornen indispensables.

Durante este proceso y transición para avanzar del Homo Sapiens (más materia que energía) al Homo Universus (energía en su máxima expresión-dimensión), la perspectiva y finalidad invariable debe circunscribirse a planes y programas mundiales factibles, consensuados y de largo alcance. Implica, ante las condiciones variables y circunstancias cambiantes terrestres, las políticas de cooperación y fomento tienen que dirigirse a encontrar la forma, los procesos y las acciones específicas para conducir al Hombre a estratos elevados de desarrollo; pues por fenómenos terrestres y evoluciones cósmicas-naturales como el Astro Giro Vertical -por sus características y consecuencias compromete la existencia y permanencia humana, además de la reducción de las riquezas asequibles- su destino queda supeditado a la alta investigación y los descubrimientos científicos-tecnológicos.

De ahí que el propósito a prevalecer ahora y siempre, es la conjunción, compartición, aplicación y activación de ideas, planes, programas y proyectos de amplio y diversificado alcance, que sobre cualquier interés, prejuicio y simulación de pueblos, sociedades y naciones, prevalezca el bien común mundial para asegurar, fortalecer e impulsar la trascendencia de la humanidad a estratos superiores terrestres y espaciales.

De ninguna manera este anhelo es utopía o meta irrealizable. El destino de los seres vivos queda sujeto a los avances y logros científicos, frente a los urgentes cambios, innovaciones, desarrollo y aplicaciones energéticas-materiales requeridas para asegurar así, la evolución-transformación del Homo Sapiens a Homo Universus.

Dentro de este concepto de control supremo universal, resulta fundamental entender y ponderar su presencia y esencia en el planeta Tierra; única e idónea casa-hogar en un intervalo y futuro previsible para la humanidad. Su inaccesible y enclaustrado núcleo metálico (lo equivalente al centro universal de control), en inalterable coordinación con la estrella-solar, regula la correcta distribución y controla la conversión endógena y exógena de la diversas formas y manifestaciones de la energía y la materia. Este espectacular proceso se evidencia tanto en las entrañas como en la superficie terrestre, con interacciones-movimientos geológicos, sismo-tectónicos, climáticas, hidrológicos…

Planeta Tierra. País México

Tan especial, irrepetible e inalterable coordinación energética-material entre cuerpos-objetos celestes sean brillantes u opacos, permite deducir que en el vasto y magnánimo Universo existen planetas y satélites sólidos-rocosos representativos, los cuales tienen cortezas superficiales y submarinas (en caso de que dispongan de mares u océanos) distintivas y bien definidas que los caracteriza y relaciona como su núcleo de control. Es decir, así como el envolvente centro de gravedad cósmico ejerce un pleno control-regulación sobre todo el contenido astronómico, la Tierra dispone de una porción de su corteza que funciona y actúa como el núcleo rector.

De acuerdo a este axioma de coincidencia e interrelación espacial-terrestre, el único planeta habitable conocido por la humanidad, la Tierra, tiene su centro de gravedad en la parte media-central del continente Americano. Este simbólico y trascendente privilegio corresponde al país hoy llamado México. Por su ubicación geográfica, política, económica y social adquiere un sitio eminente entre todas las naciones, regiones y sociedades y, tal vez, en el mismo contexto universal. Con superficie equivalente al 1.33% de la tierra emergida (área aproximada de los actuales seis continentes: 149 millones de kilómetros cuadrados) y desempeñarse como el centro de atracción de las masas continentales, representa génesis, historia, trascendencia, evolución y continuidad de lo terrestre.

Sus características energéticas-materiales: configuración y fisiografía sui generis; variadas formaciones y estructuras geológicas; actividad volcánica y sismo-tectónica; todo recurso y fuente energética; presencia de cualquier clima e interacción ciclónica; diversidad de fauna, flora y especies endémicas; relieve montañoso con altiplanos, bosques, selvas, desiertos y planicies peninsulares; cuencas hidrológicas con disponibilidad contrastante de agua superficial y subterránea; mares de alta producción y hermosas playas; abundantes riquezas minerales e hidrocarburos; casi todas las frutas, vegetales, cereales y alimentos de origen pecuario, avícola, piscícola y acuícola; paisajes mágicos y lugares irrepetibles… hacen de México, su civilización, su medio multicultural y mezcla racial un referente mundial para el destino, el desarrollo y la convivencia humana.

En contraste, el atroz encuentro de los antiguos pueblos con el conquistador europeo-español y el mestizaje surgido por el abuso de la mujer indígena, la esclavitud y la explotación irracional de los recursos naturales durante tres siglos de colonialismo y, a partir de la independencia, las interminables pugnas entre logias francmasónicas (liberal-comunista y conservadora-capitalistas), enormes pérdidas territoriales (tres millones de kilómetros cuadrados; 1.5 veces su superficie actual), ambiciones e intereses de grupos de poder y partidos políticos, convulsiones asociadas a crecientes actividades ilícitas (inseguridad, violencia, narcóticos, extorción), en la actualidad generan un ambiente de rencor, depresión, incertidumbre, insatisfacción y animadversión.

La idiosincrasia resultante con su serie de conflictos de personalidad, de marcadas clases sociales, desigual repartición de la riqueza y del patrimonio, organizaciones antagónicas y protagónicas por doquier, inherente corrupción combinada con ineptitud, entre otras lacerantes y severas consecuencias, crean un panorama poco favorable para el país y sus más de cien millones de habitantes (1.6% de la población mundial, la cual se estima en más de siete mil millones)…

… Tal parece que los pecados capitales se magnifican en México como anuncios o cambios profundos en la Tierra, ante la idolatría por el dinero que desplaza los altos valores de nacionalismo-patriotismo y pueden convertirse en un devastador epicentro. De persistir esta situación económica-mercantilista, los recursos potenciales tenderían a escasear frente a su irracional uso, posesión, expoliación, comercialización, intercambio y explotación por monedas que se anhelan como la riqueza y el fin supremo.

Implica, la avaricia con su acaparamiento monetario-material; la envidia que detiene y daña la convivencia social-nacional; la gula en obesidad, subalimentación y múltiples enfermedades; la ira que se desahoga en violencia e ilícitos generalizados; la lujuria en peligroso menoscabo de los altos valores éticos-espirituales; la pereza en pérdida de tiempo, vicios, reclamos, manifestaciones, derroche de recursos y la soberbia con actitudes de prepotencia, corrupción, malversación, incapacidad y menosprecio a la identidad étnica, el idioma y los símbolos patrios, mantienen a México a la deriva; que de no encontrar y corregir el rumbo, su futuro quedará truncado y repercutirán sus efectos en la estabilidad internacional, aunado a que se menospreciaría y minimizaría su distintiva posición espacial-terrestre.

Significa, al estar en contraposición a los principios universales se producen severos desequilibrios que pueden traducirse en colapso. Conforme a esta evidente realidad se requiere instituir -con decisión, visión, audacia y prontitud- acciones, planes, programas y proyectos regionales-nacionales de largo alcance para corregir a fondo y en definitiva tan peligrosa combinación de las siete calamidades que agobian y hunden a México.

Al transitar de la rivalidad a la compartición; del exceso a una sana y bien alimentada población, de la violencia a la tranquilidad y la concordia; de la lascivia a mejores relaciones y costumbres interhumanas; de la comodidad a un renovado esfuerzo de superación y de la arrogancia a un gran orgullo por nuestra nación y distinción universal, se revertirán los riesgos, obstáculos y las objeciones-desacreditaciones que impiden al país fortalecerse como el centro de gravedad terrestre y resumir el sitio eminente asignado por la evolución.

Estos propósitos no son utopía. Si México se daña o derrumba la comunidad mundial sufrirá los múltiples daños y efectos. Sin ambigüedades e injerencias, sólo de los mexicanos depende el futuro y su trascendencia. La conspiración, hegemonía y supuesta superioridad de otros pueblos y países deben relegarse por el bien de la Patria e inclusive de esas mismas sociedades, culturas y civilizaciones que se consideran elegidas, de elevada presencia e inteligencia. La participación multinacional debe limitarse a apoyar las acciones, estrategias y directrices que México elabore -con la visión puesta en el futuro- acorde a un auténtico, subsecuente y amplio Proyecto de País.

De seguir condicionando el avance del país a los lineamientos y exigencias de naciones que se autonombran superpotencias o imperiales, así como de instituciones supranacionales (ONU, FMI, BM, OCDE, APEC, TLC…) y no-gubernamentales (AI, HRW, WWF, Green Peace…), con sus incongruentes y restrictivas normas e imposiciones políticas, económicas, medioambientales, laborales y criterios contra insurgentes y narcotraficantes, las convulsiones, alteraciones e inseguridad pueden repercutir y propagarse como un devastador epicentro mundial.

La autodeterminación, autoestima y autogestión son el principio y final de una verdadera autoridad con el corazón y la mente puestos en México. De ninguna manera son prebendas o concesiones. Hoy la Patria exige a los mexicanos sensatez, convicción y decisión para salir del subdesarrollo.

El futuro de la nación mexicana y de los pueblos del planeta, ahora está enrarecido por las guerras políticos-sociales, el desigual uso de las riquezas terrestres, la concentración e idolatría monetaria, el desperdicio y la expoliación de vitales recurso (agua, energía, alimentos), narcotráfico, insurgencia, violencia…; que de no enmendarse con sapiencia, coordinación y cooperación, conducen a las culturas y civilizaciones hacia una actualizada y diversificada Sodoma-Gomorra, lo cual comprometería la existencia-posteridad de la humanidad.

… Sin dilación, convulsiones y acontecimientos internos y externos deben analizarse con objetividad, claridad y sensatez. México, al desplazar teorías y máximas económicas-políticas-ambientales, recuperará el sitio preeminente que tiene asignado desde el surgimiento del súper-continente Pangea, pues hoy México es el epicentro o el equilibrio mundial.

Así, el poderoso, envolvente y omnipresente núcleo astronómico con influencia, control y regulación sobre todo contenido astronómico-terrestre, se manifiesta en plena proporción, armonía y dimensión en uno de los miles sistemas estelares y planetarios de la galaxia Vía Láctea… el planeta Tierra. Al ser el único astro con recursos, riquezas, condiciones, facilidades y funciones para sustentar, transformar, proyectar, evolucionar y continuar la vida; donde México, al representar el centro de gravedad universal, se convierte como el país-planeta con la máxima responsabilidad, honor, distinción y orgullo para continuar con los legados y designios espaciales…

Sus habitantes de ahora y siempre tienen la obligación de proyectar su imagen y su destino por todo el firmamento. Con renovada visión y mentalidad, la grandeza de los mexicanos se magnificará y perdurará.

Manuel Frías Alcaraz
Autor del Proyecto de País México Tercer Milenio
www.mexicotm.com
manuel.frias@friasgroup.com
México, D.F. Febrero de 2012


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